Cuando hablamos de flexibilidad en la arquitectura nos
referimos a la capacidad que posee un ambiente, por determinadas decisiones de
diseño, de adquirir diferentes usos y posibilidades programáticas.
Sin duda el habitar está en constante revolución y muchas
veces la arquitectura no va a la misma velocidad de estos cambios, eso exige
comenzar a repensar la forma de diseñar y proyectar ciertos espacios.
Unos excelentes
referentes de las construcciones flexibles son Lacaton y Vassal, ellos hablan
del Principio de “proyecto abierto”. Esta idea
hace foco en la confianza que se deposita al usuario a la hora del uso que éste
vaya a realizar sobre el espacio. No mostrar una forma determinada de uso, sino
brindar las condiciones necesarias para habitar. Esto le proporciona libertad al usuario y se
concentra en el diseño adaptable y flexible, evitando todo tipo de
restricciones, ofreciendo espacios indeterminados.
Esta
adaptabilidad va de la mano de los nuevos modos de habitar del ser humano, que
debe resolver cada vez más actividades en menos metros cuadrados.
Es ahí donde la
arquitectura debe dar respuestas y brindar herramientas para mejorar los
espacios en donde se realizarán múltiples programas en constante convivencia,
donde sus límites ya son difusos.
“Proporcionar la máxima libertad de
uso puede generar la renovación de los espacios, dotándolos de vidas
adicionales”
Lacaton y Vassal
Las
construcciones, sus estructuras, tienen un carácter de permanencia, pero sus
programas son temporales, sus usuarios están en constante cambio y esa idea de
permanencia debe tener la capacidad de adaptabilidad, flexibilidad, variaciones
y cambio. Logrando que la libertad de uso sea permanente.
Comentarios
Publicar un comentario